Poesía: la sustancia de la vida

Weir, P. (1989). La Sociedad de los Poetas Muertos [película]. Touchstone Pictures.

No leemos y escribimos porque sea tierno, escribimos y leemos poesía porque somos miembros de la humanidad, y la humanidad rebosa pasión, la medicina, leyes, administración, ingenierías son muy nobles y necesarias para sostener la vida, pero la poesía, belleza, romance, amor es por eso que vivimos.

Keating

La Sociedad de los Poetas Muertos (Dead Poets Society) es una película dirigida por Peter Weir y estrenada en 1989. Fue nominada al Óscar en varias categorías y obtuvo el premio al Mejor Guion Original. El filme se sitúa en 1959, en la estricta academia Welton, donde rigen cuatro postulados fundamentales: “tradición, honor, disciplina y excelencia”. Esta obra cinematográfica transmite valores y principios que emergen de la pasión humana, presentando sucesos que inspiran valentía y reflexión.

En Welton llega un nuevo profesor, John Keating, quien posee una visión distinta tanto de la vida como de la poesía. Su manera atípica de enseñar literatura cautiva a sus alumnos y los introduce al concepto de “La Sociedad de los Poetas Muertos”, agrupación de la que él formó parte. Inspirados por él, algunos estudiantes deciden crear su propia sociedad clandestina, donde viven aventuras que los llevan a descubrir nuevas pasiones, desafíos y aprendizajes. A través de esta asociación desarrollan valores que los ayudan a enfrentar los problemas que surgen en sus vidas.

Los alumnos de la academia presentan cualidades, pasiones, temores e inseguridades muy diferentes entre sí, pero los une su gusto por la literatura y su deseo de explorar la vida con mayor libertad. Cada uno intenta resolver sus conflictos personales y luchar por aquello que anhela. Keating, un profesor de mente abierta (el tipo de maestro que todo alumno sueña tener), los impulsa a vivir experiencias nuevas y les ofrece una visión distinta de la belleza y de la pasión por la poesía. Gracias a ello, se gana el respeto, la admiración y la gratitud de sus estudiantes.

La película cuenta con una banda sonora profundamente pacífica, capaz de transmitir la misma serenidad que sentimos al observar las olas del mar durante un atardecer. Por otra parte, la fotografía de John Seale nos introduce de manera íntima en la perspectiva de los personajes; un ejemplo memorable es la escena final, en la que la cámara muestra desde la mirada del profesor a los alumnos que se ponen de pie sobre sus escritorios, formando una galería de valentía, osadía y lealtad que sintetiza la esencia del filme.

La Sociedad de los Poetas Muertos es una obra admirable que nos alienta a perseguir nuestros sueños con entusiasmo y a defender nuestras ideas. Gracias a la evolución de los personajes comprendemos que la vida no se limita a cumplir obligaciones, sino que también se trata de reconocer la belleza, el coraje y la pasión que hay en cada uno de nuestros actos. Esta cinta transmite múltiples mensajes: seguir aquello que nos apasiona, enfrentar nuestros mayores temores y atrevernos a vivir más allá de lo esperado. Nos invita a observar el mundo con otros ojos y a encontrar sentido tanto en lo conocido como en lo desconocido.

3 respuestas a “Poesía: la sustancia de la vida”

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